En multitud de ocasiones, los problemas y enfermedades que podemos tener en nuestra boca pueden suponer la caída de una pieza dental o la necesidad de extraerla para evitar un daño mayor.
De la caída de un diente derivan varios problemas que debemos corregir, ya que poseemos un hueco en nuestra dentadura que afecta a la funcionalidad de la misma, reduciendo la eficacia de la mordida y del proceso de masticación, que a su vez deterioran el aspecto de nuestra sonrisa.
Si queremos reemplazar el diente perdido, rellenado el hueco que había dejado y devolviendo la funcionalidad a nuestra boca, debemos recurrir a la llamada cirugía de implantes.
La cirugía de implantes o implantología parte del punto común de la colocación de una base a la que se le añadirá una prótesis en el futuro que actuará como el diente. La base del implante suele ser un perno metálico, que actuará como raíz del diente.
Este perno metálico tiene un enganche que permite que la prótesis se sujete a la perfección, teniendo la misma funcionalidad que un diente natural, devolviendo así la capacidad de mordida y el aspecto de su sonrisa.
Los implantes no pueden instalarse de forma inmediata, ya que el perno metálico debe de asentarse en la base ósea donde está colocado. A este proceso de asentamiento se le denomina osteointegración, que es la unión del perno metálico con el hueso, este es un proceso lento ya que debe de quedar firmemente sujeto a la mandíbula para que tenga la misma rigidez y durabilidad que un diente natural.
Una vez colocado el perno, se lleva a cabo un estudio del tamaño del hueco a cubrir y del color de tus dientes, para crear una prótesis en el laboratorio que sea exactamente igual a tus dientes naturales y que se adapte al espacio disponible.
Antes de la colocación del implante y de la creación de la prótesis, el odontólogo lleva acabo un test de imagen, creando así una imagen de la estructura donde se situará el perno.
La prueba es esencial, ya que sirve para comprobar la integridad de la mandíbula e indicará si es posible si el paciente puede usar este tipo de implantes.
Del mismo modo, es necesario hacer un estudio de la mordida, para que las piezas que se creen sean funcionales y se adapten a las necesidades del usuario.
Dado que el perno metálico debe atravesar la encía para llegar hasta la mandíbula, también es necesario comprobar el estado en el que esta se encuentra.
La encía es una de las zonas más sensibles de nuestra boca, por lo que a la hora de colocar el implante es necesario revisar si existe algún tipo de problema que pueda suponer una complicación a la hora de colocar el implante.
Existe la posibilidad de que un paciente no pueda usar implante debido al mal estado de la estructura ósea de su mandíbula o por problemas con las encías, por lo que tendría que usar un puente, una prótesis que se apoya en los dientes cercanos para sostenerse.
En cualquier caso, lo mejor es pedir consejo a una clínica como Mauramed para que estudien su caso y le aconsejen si un implante pudiera ayudarle a recuperar su sonrisa.